Dramaturgia: Joan Yago
Dirección: Israel Solà
Reparto: Xavi Francés, Aitor Galisteo, Vanessa Segura, Esther López.

Cuatro amigos intentan organizarse después de que la empresa donde trabajan les comunique la apertura de un ERE. La primera idea es luchar por defender sus puestos de trabajo, por supuesto. ¿Pero de qué manera? ¿Y de qué servirá? ¿Realmente vale la pena luchar por este trabajo que tienen? ¿No sería mejor que lo dejaran estar e intentaran convertir en realidad esa brillante idea que tuvieron unos años atrás?

Fairfly es una comedia sobre la burbuja del emprendimiento; el gran remedio de nuestro tiempo, la solución a todos nuestros problemas, la nueva fe que ha venido a recordarnos que nosotros somos los únicos propietarios de nuestro destino y, en consecuencia, los únicos culpables de nuestra infelicidad. No importan los contactos, clase social o lugar de procedencia; ahora no necesitamos más que una idea brillante y un ordenador portátil para empezar a recorrer los cinco pasos hacia el éxito. Los palacios de congresos y las librerías están llenas de fieles creyentes que predican las virtudes de la cultura emprendedora; pero nadie dice nada de sus sombras: frustraciones, fracasos, familias y amistades destrozadas, créditos inalcanzables, ahorros perdidos…

Al parecer, los grandes movimientos de nuestra sociedad ya no empiezan con masas organizadas en una fábrica, sino con dos o tres jóvenes visionarios en un garaje. Los emprendedores son sin duda los héroes épicos de nuestro tiempo; nuestro objetivo no es cuestionar el éxito de sus ideas, sino poner de relieve el mensaje peligrosamente individualista que esconden. Parece que, después de tantos y tantos fracasos colectivos, la cultura emprendedora nos está diciendo: deja de preocuparte por tu sociedad o tu clase social, empieza a preocuparte por ti mismo.

No es lo mismo cambiar el mundo que cambiar nuestra situación en el mundo. Todos hemos pensado más de una vez que vivimos en una realidad injusta y que es necesario trabajar para cambiarla, pero ¿realmente queremos un cambio sincero? ¿O basta con hacer girar la rueda de la fortuna y ser nosotros los que ocupamos un espacio privilegiado?